Un masaje un respiro
¿Cómo me hice terapeuta?
Todo comenzó cuando estaba criando a mis dos hijos. Después del divorcio, me quedé con ellos y trabajaba como oficinista.
Las jornadas eran largas, el estrés constante, y el cuerpo lo sentía: hombros rígidos, espalda tensa, insomnio.
En medio de ese ritmo agotador, encontré en los masajes un respiro.
Ese momento de pausa me ayudó a reconectar conmigo mismo.
Fue ahí donde entendí algo que cambió mi vida: el cuerpo también necesita que lo escuchen.
Esa experiencia me llevó a estudiar quiropráctica y osteopatía. Quería comprender a fondo el lenguaje del cuerpo, su estructura, su equilibrio.
Y, sobre todo, quería aprender a liberar el dolor acumulado, el físico y el emocional.
Hoy me especializo en tratar dolores crónicos de espalda y en liberar el estrés a través de una terapia que combina diferentes técnicas, adaptadas a cada persona.
No se trata solo de quitar el dolor, sino de recuperar energía, descanso y bienestar.
Si te sientes abrumado por el estrés, si el dolor te acompaña cada día, si llegas a la noche agotado pero sin poder dormir…
Te puedo ayudar.
Terapia en casa: comodidad, calma y cuidado
Hay días en los que el cuerpo duele más solo de pensar en salir.
Por eso, ofrezco sesiones a domicilio. No tienes que manejar, ni buscar estacionamiento, ni enfrentarte al tráfico.
Tampoco cargar con ese cansancio que aparece justo después de una terapia.
Recibir el tratamiento en casa cambia todo: el cuerpo se relaja distinto cuando está en un espacio familiar.
No solo ahorras tiempo, también permites que la sesión fluya a tu ritmo, en tu propio entorno, sin interrupciones.
Llevo todo lo necesario. Tú solo necesitas un espacio tranquilo y ropa cómoda.
Si lo que buscas es aliviar un dolor crónico o liberar el estrés que se te acumula día tras día, puedo ayudarte sin que salgas de casa.
Porque cuidarte no debería ser otro pendiente más en tu agenda.
Deja que la terapia llegue a ti.
Lo que dicen quienes ya han probado la terapia
Esta sección podría llenarla con frases inventadas, como hacen muchos.
Pero prefiero contarte lo que realmente me han dicho, con sus palabras, tal como salieron:
“Es una terapia brutal.”
Sí, así lo dijo. Y no, no se refería a algo brusco. Lo sé porque después agregó:
“Esto vale más de $800” , (me depositó $1,000.)
“Dormí a gusto, me siento a gusto.”
A veces el mejor resultado no es algo espectacular, sino simplemente… descansar bien.
“Ya puedo girar mi brazo.”
Moverse sin dolor. Volver a hacer algo que parecía perdido. Eso también es sanación.
Cada cuerpo guarda una historia. Y cada sesión es un paso para soltarla.
¿Quieres escribir tu propio testimonio?
Agenda tu sesión y comienza a sentir el cambio.